Las
virtudes caballerescas en Chaucer
El
relato del caballero revela algunas verdades prácticas sobre el código de la
caballería.
Por Scott Farrell
2003
Había un
caballero, el hombre más distinguido…
Así comienza la descripción del caballero en
los “Cuentos de Canterbury” de Chaucer. Chaucer escribía sobre este anónimo
caballero en 1386, cuando comenzaba a trabajar en lo que muchos estudiosos
consideran como la primera “novela” que se haya escrito. La descripción del
caballero (y de todos los peregrinos que cuentan sus historias) se encuentra en
el Prólogo.
Chaucer vivió y escribió en una época en la
que auténticos caballeros en brillante armadura aún cabalgaban y combatían en
batallas, justas y torneos. Por esto, su concepto de caballería es mucho más
realista que el de autores posteriores que miraban hacia la pasada Edad Media
en una especie de fantaseo romántico. ¿Cómo describía la caballería un autor
medieval? La descripción contemporánea de Chaucer sobre este caballero arroja
luz sobre el espíritu de la caballería:
a cabalgar por las tierras, había seguido la caballería,
con verdad, honor, generosidad y cortesía.
Actuó noblemente en las guerras de su rey,
y cabalgó a la batalla, tanto como el que más,
en tierras cristianas, así como en la paganas,
y siempre honrado por sus nobles gracias…
A los ojos de todos, tan valioso como un rey
Y aun siendo tan distinguido, también era prudente,
y en su porte, modesto como una doncella.
Jamás había dicho algo grosero a nadie en toda su vida
en ninguna circunstancia.
Era un auténtico, un perfecto y gentil caballero.
Hablando de su equipo, tenía buenos caballos,
Pero no vestía llamativamente,
Usaba un manto de fustán, oscuro y manchado,
Con marcas donde la armadura había dejado su huella.
De regreso a casa, cumplido su servicio,
se había unido a nuestro grupo,
para peregrinar y dar gracias.”
En esta breve descripción, Chaucer ofrece un
examen de los valores que, a su juicio al menos, conformaban el Código de la Caballería. Habiendo
sido convocado para servir al reino, el caballero cumplió con su deber brava y
valientemente. Pero a pesar de sus éxitos y renombre, el caballero no era un
fanfarrón. No hacía ostentación de su riqueza ante la gente con la que viajaba,
sino que por el contrario, era generoso y honesto. Y, de regreso de un arduo
servicio en el extranjero, elige no solazarse en su gloria, sino hacer un viaje
piadoso como muestra de gratitud.
Leamos alguna novela histórica de nuestro
tiempo –como el best seller de James Patterson “El bufón” o el de Bernard
Cornwell, “Hereje”- y veremos una imagen muy diferente de un caballero: duro y
temerario, egoísta y con frecuencia brutal. Son buenos libros, basados en
incidentes históricos reales, pero los autores modernos escriben historias para
lectores que se identifican con personajes desvalidos que chocan con las
ligaduras de las costumbres sociales. Chaucer nos recuerda que no todos los
caballeros eran patanes hipócritas. El perfecto caballero de los “Cuentos de
Canterbury” es un buen ejemplo de Caballería Hoy.
©
Chivalry today
Muy bueno pibe. Segui asi. MG
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